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«Derribad este templo»: el mensaje del pastor David Jang

 

El pastor David Jang, tomando como eje las palabras de Jesús «Derribad este templo» proclamadas en Juan 2 y Juan 18, expone con aguda percepción el mensaje central de la Biblia y los retos que enfrenta la Iglesia contemporánea.

No interpreta este mandato como una simple profecía sobre la destrucción del templo, sino como una declaración radical de reforma espiritual: la orden de derribar estructuras religiosas corruptas, el antropocentrismo y los sistemas de fe falsificados.

La expulsión de mercaderes y cambistas del templo de Jerusalén no fue un arranque de ira, sino un juicio santo contra un poder religioso que había convertido la Casa de Dios en un mercado de intereses. Según David Jang, «había que sacudir de raíz la estructura religiosa corrupta que usaba el nombre de Dios para su provecho».

Las familias de Anás y Caifás monopolizaban entonces el poder y la riqueza en la economía del templo. La acción de Jesús fue un choque frontal con ese sistema y, en última instancia, el trasfondo de su crucifixión. Jang afirma que «detrás del arresto y el juicio de Jesús estuvo el poder religioso, y el episodio de la purificación del templo fue una confrontación feroz con ese poder».

Este mensaje se prolonga en el martirio de Esteban, narrado en Hechos. Esteban fue ejecutado tras ser acusado de decir que «Jesús destruiría el templo y levantaría otro». Ello demuestra que la primera comunidad cristiana abrazó un concepto nuevo de templo, más allá de las estructuras religiosas tradicionales.

David Jang subraya que «dentro de nosotros existen templos pequeños, edificados sobre el egocentrismo, el materialismo y una religiosidad hipócrita», y que el clamor «Derribad este templo» es hoy una palabra dirigida a nosotros. Así, insta a cada iglesia y creyente a demoler a diario el falso templo interior y a edificarse de nuevo sobre la cruz y la resurrección de Cristo.

La muerte de Jesús en la cruz llevó al rasgado del velo del templo, símbolo de que el muro entre Dios y la humanidad había sido derribado. Se acabó la era en la que solo el sacerdote podía acercarse a Dios; ahora cualquiera puede llegar directamente al verdadero Templo, que es Dios, por medio de Jesucristo.

Para David Jang, «la iglesia no es un edificio, sino un organismo vivo con Cristo como cabeza, una comunidad santa edificada en el Espíritu». Advierte que, si la Iglesia de hoy vuelve a contaminarse con dinero, poder y honor, el látigo de Jesús volverá a oírse inevitablemente.

En definitiva, «Derribad este templo» constituye una apelación apasionada de Dios para que la Iglesia recupere su esencia y un llamado a la reforma personal de la fe. Jang recuerda que «el templo que debemos derribar no es un edificio, sino los ídolos de hipocresía, orgullo y justicia propia que hay en nuestro interior».

Así como Jesús levantó un nuevo templo al tercer día, hoy hemos de reconstruir, sobre la ruina de nuestro interior, un templo auténtico por la fuerza del Espíritu y del evangelio. Este es, según David Jang, el punto de partida de la «nueva iglesia».