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La cruz y la resurrección – Pastor David Jang

 

El Pastor David Jang, al exponer Hechos 17, resalta el principio central que aparece en la escena donde Pablo, ya inmerso en su misión evangelizadora en Europa, llega a Tesalónica para proclamar el evangelio. Según explica, hasta el capítulo 16 de Hechos se confirma cómo Pablo cruzó de la región de Asia Menor al continente europeo, "Macedonia". Allí, al dar sus primeros pasos en Filipos, enfrentó toda clase de tribulaciones y adversidades; no obstante, Pablo y sus colaboradores nunca retrocedieron y continuaron avanzando ("moving forward"). Este suceso recuerda la importancia de no detenerse ante ningún obstáculo o sufrimiento en la difusión del evangelio y la tarea misionera.

El Pastor David Jang considera que los padecimientos extremos que Pablo vivió en Filipos no fueron simplemente motivo de desánimo, sino más bien una oportunidad para afianzar su convicción en la verdad esencial del evangelio. Dicha "esencia del evangelio" es la cruz y la resurrección de Jesucristo; y Pablo, al exponer ambos aspectos de manera habilidosa, logró anunciar eficazmente el evangelio no solo a los judíos de la sinagoga, sino también a los griegos e incluso a damas de alta posición social. El Pastor David Jang subraya que "predicar el evangelio" consiste en dar testimonio con exactitud del hecho histórico de la "cruz y la resurrección" y de su sentido redentor. Advierte que si se tambalea ese núcleo, toda otra enseñanza o instrucción doctrinal terminaría siendo vana, como palabras huecas.

En Hechos 17:2-3 leemos que Pablo, durante tres sábados, explicó las Escrituras del Antiguo Testamento en la sinagoga judía de Tesalónica. El Pastor David Jang se detiene en esta escena y explica que el mensaje proclamado por Pablo mostraba con claridad cómo la Ley y los Profetas apuntaban en última instancia a Jesucristo. Añade que para anunciar el evangelio esencial en poco tiempo, se requiere la habilidad de presentar con precisión en qué consiste la "verdad de la redención". Con ese criterio, valora positivamente herramientas de síntesis evangelística como las "Cuatro Leyes Espirituales". Los sermones y discursos de Pablo se enfocaban en lo medular, de manera que todos pudieran entender; ese punto central era siempre "por qué Cristo debía sufrir y por qué debía resucitar", es decir, la necesidad ineludible de la cruz y la resurrección.

A continuación, el Pastor David Jang recurre a Romanos 9 para explicar por qué Pablo acudía primero a la sinagoga judía. Pablo amaba tanto a su pueblo, Israel, que llegó a exclamar: "Desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por el bien de mis hermanos, mis parientes según la carne" (Ro 9:3). Pese a ser llamado "apóstol de los gentiles", Pablo no podía ignorar ni menospreciar el pacto, la Ley, el culto y las promesas de elección que Dios había dado a su nación. Más bien, dado que Jesucristo era la conclusión suprema de esa historia y tradición, Pablo visitaba la sinagoga en cada lugar para anunciar ese evangelio. El Pastor David Jang interpreta esta actitud como "el corazón del Señor presente en Pablo". Es decir, existía en él un amor inquebrantable por quienes tenían las promesas de Dios, aun si esto implicaba ser apedreado, rechazado o perseguido.

En este punto, el Pastor David Jang recalca que "el evangelizador no debe rendirse fácilmente solo porque el otro lo rechace". La Iglesia primitiva no se separó por completo del judaísmo, sino que más bien aceptó el Antiguo Testamento como "profecía de Cristo" y lo conectó con el Nuevo Testamento. Gracias a este espíritu de unión, en la Iglesia primitiva se estableció un sistema donde los 66 libros de la Biblia recibían igual estima. El Pastor David Jang advierte que siempre que aparezca la postura de "basta con el Nuevo Testamento, no hace falta el Antiguo", debemos recordar la actitud de unidad que Pablo demostró. Porque solo con la visión correcta de que "el Nuevo Testamento es el cumplimiento y la consumación del Antiguo Testamento" podemos entender más cabalmente cómo avanza la proclamación del evangelio.

Según Hechos 17:4, gracias a la exposición de Pablo, "un gran número de griegos piadosos y muchas mujeres distinguidas" llegaron a la fe. El Pastor David Jang explica que los griegos, especialmente quienes valoraban la cultura y la filosofía, respondieron al evangelio porque esa "verdadera verdad" que anhelaban intelectualmente era precisamente la redención de Cristo. Además, las mujeres de alta posición social o con riquezas también tenían ansias espirituales y se vieron iluminadas ante el mensaje del evangelio. Esto demuestra que el evangelio no está limitado a las clases populares o más humildes, sino que puede abarcar a todo el espectro social con un poder transformador.

En particular, el Pastor David Jang subraya que la ruta misionera de Pablo que conecta Filipos y Tesalónica ejemplifica el modelo de la Iglesia primitiva "que no se cansa y sigue avanzando". Tras ser encarcelados, azotados y quedar magullados en Filipos, Pablo y Silas recorrieron nuevamente alrededor de 161 km (o más) a pie para llegar a Tesalónica, donde prosiguieron sin cesar en la proclamación del evangelio. Con la consigna de ser una "iglesia que se dispersa" y a la vez una "iglesia que avanza", el Pastor David Jang exhorta a los evangelistas y misioneros actuales a "no estancarse, sino a seguir en movimiento". Implica superar el afán de aferrarse a un único estilo de pastorado o servicio fijo, y más bien redistribuir a las personas y recursos según la guía del Espíritu, a veces marcharse y a veces regresar, dependiendo de las circunstancias.

Luego, el Pastor David Jang invita a analizar más a fondo "cómo Pablo aprovechaba a sus cuatro colaboradores, incluido Lucas; cómo volvía a enviar a Timoteo y a Silas; cómo la iglesia de Filipos brindaba apoyo financiero; y de qué modo se formaban iglesias domésticas". En todo ese proceso, lo más relevante es que "el evangelio seguía extendiéndose por medio de los discípulos y que las iglesias ya fundadas recibían la ayuda necesaria a su debido tiempo, manteniendo un vínculo orgánico". Es decir, la Iglesia primitiva no dejaba completamente abandonada una ciudad tras evangelizarla, sino que enviaba a Timoteo u otros colaboradores para examinar el estado de la fe y suplir necesidades pastorales. Bajo esta estrategia, aunque Pablo permaneciera algunos meses o hasta tres años en cada campo misionero, nunca se estancaba: se marchaba cuando era necesario y seguía cuidando a las iglesias a través de cartas.

El Pastor David Jang señala que estas "movilidad y unidad" que muestra la Iglesia primitiva son características esenciales de la misión que la Iglesia de hoy debe redescubrir. Permanecer largo tiempo en un mismo lugar y establecer una base sólida puede ser útil hasta cierto punto, pero el modelo de Pablo -"en cuanto se comienzan a ver frutos, moverse a otro sitio para iniciar algo nuevo"- resulta mucho más dinámico. Para ello, es fundamental disponer de una red que ofrezca en todo momento apoyo en oración, finanzas y recursos humanos, de manera que cada comunidad local pueda sostenerse. El Pastor David Jang menciona que, al leer Filipenses y 1-2 Tesalonicenses, se confirma que "la iglesia de Filipos colectó ofrendas en dos ocasiones para ayudar a Pablo". Gracias a ello, aunque Pablo trabajaba fabricando tiendas para mantenerse, hubo ocasiones en que pudo centrarse únicamente en la evangelización, fortaleciendo así aún más a Tesalónica y a otras iglesias.

Al examinar este panorama, el Pastor David Jang destaca en Hechos 17 que su mensaje principal es: "Anunciar sin dudar la cruz y la resurrección como núcleo del evangelio, permanecer unidos y cuidarnos mutuamente, y avanzar de una ciudad a otra sin detenerse". Según él, este fue el modelo misionero de la Iglesia primitiva; y pronostica que la Iglesia de hoy experimentará una obra más poderosa del Espíritu Santo si lo retoma. Tomando como ejemplo Filipos y Tesalónica, ambas ciudades se convirtieron en hitos en la historia de la evangelización mundial, pues Pablo las fundó. Así pues, el Pastor David Jang subraya que también nosotros podemos transitar ese camino, y de hecho, debemos seguirlo.

El Pastor David Jang explica que, a través de la "evangelización de Tesalónica" recogida en Hechos 17, se puede ver con claridad la filosofía misionera de Pablo y su amor por sus compatriotas. El elemento más llamativo es que, a pesar de sufrir constantes persecuciones por parte de los judíos, Pablo siempre "visitaba primero la sinagoga judía". Para comprender el motivo, basta repasar la confesión de Pablo en Romanos 9, donde expresa un anhelo tan profundo por su pueblo que declara: "Preferiría ser yo mismo separado de Cristo para que ellos fueran salvos". El Pastor David Jang describe ese sentir como un amor que refleja el "corazón de Jesucristo".

Ese afecto presente en Pablo fue la fuerza que hizo que la Iglesia primitiva no se desvinculara completamente del judaísmo, sino que se aferrara a la idea de que las promesas del Antiguo Testamento se realizaban plenamente en Jesucristo. Si Pablo hubiera pensado: "Soy apóstol de los gentiles, así que los judíos ya no son asunto mío", la Iglesia se habría fracturado desde sus comienzos. Sin embargo, él visitaba primero la sinagoga dondequiera que iba, y hasta persistió en predicar el evangelio a sus compatriotas, a pesar de que en una ocasión intentaron matarlo. El Pastor David Jang lo describe como "buscar con amor a los que te atacan con odio". Finalmente, la Iglesia primitiva, asentada en este fundamento de unidad, logró conectar Antiguo y Nuevo Testamento, y judíos y gentiles formaron un solo cuerpo.

En Hechos 17:3 se resume el contenido de la predicación de Pablo en Tesalónica como: "por medio de las Escrituras demostró que Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos". El Pastor David Jang afirma que sin este mensaje esencial no se puede considerar que sea el evangelio. Porque la muerte de Jesús en la cruz ("sufrió daño") y su resurrección ("debía volver a la vida") constituyen la cúspide de toda la Ley y los Profetas. De ahí que el "secreto" de Pablo para lograr la conversión de griegos piadosos y damas nobles en Tesalónica fuera, en realidad, presentarles esa interpretación que abarcaba la historia redentora de la cruz y la resurrección.

En efecto, al revisar 1 y 2 Tesalonicenses, se aprecia que la iglesia de aquel lugar contaba con no pocos miembros de alto nivel intelectual, y que discutían temas como la escatología y otras concepciones religiosas. Pablo incluso les amonestó con algo muy práctico: "El que no quiera trabajar, que tampoco coma". El Pastor David Jang explica que, en la sociedad con jerarquías de la Grecia de aquella época, los nobles solían menospreciar el trabajo manual, pero en la comunidad cristiana, esa costumbre se modificó, adoptando la ética de que todos deben trabajar diligentemente por el Señor. Además, para corregir el desorden causado por un excesivo afán escatológico, Pablo explica en detalle la resurrección de los muertos y la segunda venida del Señor en 1 y 2 Tesalonicenses. Esos asuntos constituían la "doctrina y práctica" necesarias para que la iglesia siguiera creciendo, incluso después de la corta estadía de Pablo.

El Pastor David Jang destaca la gran dedicación de Pablo al cuidar de la iglesia de manera constante, aun después de la conversión de sus miembros. Pese a que la persecución no cesaba y la vida de Pablo podía estar en riesgo, siguió intercambiando cartas con los creyentes de Tesalónica y orientando su fe. A veces enviaba a Timoteo o a Silas, o escribía si no podía ir personalmente, fortaleciendo así la iglesia. El Pastor David Jang llama a esto un "modelo orgánico de plantación de iglesias": uno inicia una obra en cierto lugar, se traslada después de cierto tiempo, pero sin soltarla por completo, sino enviando refuerzos o directrices cuando hace falta. De ese modo, las iglesias compartían finanzas y personal, y se movían como un solo cuerpo, aspecto que el Pastor David Jang invita a observar con atención.

Además, el Pastor David Jang señala que en Tesalónica "muchos griegos y damas distinguidas se convirtieron", dato que reviste un significado especial desde el punto de vista misionero. Que el evangelio fuera aceptado por griegos -máximo exponente de la civilización helénica- demostró que el cristianismo no era una secta aislada de Palestina, sino una verdad con vocación universal. Por otra parte, al convertir a mujeres de la alta sociedad, sus familias y redes sociales también quedaban alcanzadas por el evangelio. Esto se vincula con la forma en que la Iglesia primitiva, desde el principio, fue una "iglesia en casa (house church)", superando barreras sociales y culturales.

A lo largo de todo este proceso, el mensaje principal es que "tal como Pablo buscó incansablemente a su propio pueblo, nosotros debemos acercarnos sin rendirnos a quienes nos rechazaron o persiguieron". El Pastor David Jang insiste: "Las personas con el corazón del Señor no guardan rencor con facilidad, sino que siguen extendiendo la mano en amor hasta el final". Sin esta disposición, la iglesia se fragmenta fácilmente ante problemas internos o prejuicios sociales. Sin embargo, Pablo, incluso después de ser apedreado al borde de la muerte, regresó a la región para seguir sirviendo con pasión amorosa. Gracias a ello, emergió una "iglesia de unidad" donde convergían la tradición judía como pueblo elegido y la inteligencia de la cultura helénica.

El Pastor David Jang invita a la iglesia contemporánea a reflexionar si no ha caído en el error de "erigir barreras entre etnias, culturas o denominaciones y aislarse reconociendo solo su propio grupo". La Iglesia primitiva hizo justo lo contrario. Por un lado, judíos; por otro, griegos; y hasta mujeres acomodadas recibieron el evangelio, compartiendo con la comunidad los talentos y los recursos que cada uno tenía. Por eso, para que la iglesia de hoy sea fiel a este modelo, se precisan colaboraciones entre distintas congregaciones, envío de misioneros y apoyo económico, rotación de personal, etc. El Pastor David Jang señala que el movimiento de unidad que empezó en Tesalónica se extendió luego a Berea, Atenas y Corinto, sentando la base histórica de la propagación del evangelio por toda Asia y Europa.

Al concluir su exposición de Hechos 17, el Pastor David Jang presenta varias "aplicaciones prácticas en la difusión del evangelio" que se aprecian en la iglesia de Tesalónica. Primero: "Antes que nada, el evangelista y el misionero deben encontrarse profundamente con el Señor". Se trata del mismo principio visto en el episodio de los discípulos de Emaús, cuando se les abren los ojos al partir el pan (Lc 24). No es solo cuestión de transmitir información, sino de llegar a la etapa donde "el corazón arde al explicar la Palabra y se experimenta al Señor vivo". El Pastor David Jang recalca: "El evangelio es el testimonio del 'Señor que yo he conocido', no una teoría abstracta ni una mera disciplina académica".Segundo: "Al proclamar la Palabra, no dejemos nunca de lado la esencia del evangelio, la cruz y la resurrección". Pablo, en Tesalónica, pasó tres semanas exponiendo con detalle "por qué Jesús debió morir en la cruz y por qué tenía que resucitar". El Pastor David Jang advierte que, "ya sea desde el púlpito de la iglesia o en el campo misionero, por mucha variedad de temas que se trate, si no se presenta con claridad la cruz y la resurrección, no habrá un verdadero arrepentimiento ni un nuevo nacimiento genuino".

Tercero: "En la iglesia, en lugar de división, debemos buscar la unidad". El Pastor David Jang recalca que, así como en Hechos 17:5 en adelante los judíos intentaron expulsar a Pablo por envidia, también en la iglesia surgen divisiones cuando prevalecen la envidia y los celos. Pero la Iglesia primitiva superó estos obstáculos con una estructura en la que, si una congregación pasaba necesidad, otra le enviaba recursos, y si faltaba personal, se enviaban colaboradores, compartiendo oración y amor. Gracias a ello, incluso si Pablo se marchaba enseguida a otra ciudad, la iglesia seguía firme y en crecimiento, lo cual el Pastor David Jang considera digno de análisis.

Cuarto: "El evangelista debe seguir moviéndose, pero no desligarse totalmente". Pablo pasó por Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto y luego Éfeso, donde estuvo 2 o 3 años para establecer la iglesia. Pero no se aferró al "pastorado estable" en un solo lugar. Formaba a creyentes y se despedía, continuando sin embargo su labor de pastoreo a distancia de varias formas. Así, la iglesia no quedaba subordinada a la figura de Pablo, sino que aprendía a depender del Espíritu Santo y a desarrollarse por sí misma, manteniendo, no obstante, una vibrante red de ayuda mutua para cuando fuera necesario. El Pastor David Jang sostiene que esta flexibilidad estructural permitiría hoy una difusión más rápida y amplia del evangelio.

Quinto: "Debe practicarse el amor que comparte recursos económicos y bienes". Aunque Pablo se sustentaba a sí mismo fabricando tiendas, cuando recibía apoyo decidido de iglesias externas, como la de Filipos, podía dedicarse más a la evangelización y al cuidado pastoral. El Pastor David Jang dice que esta ayuda mutua debe extenderse tanto en los campos de misión como entre las iglesias dentro y fuera del país. Forma parte de la "comunión de los santos (koinonía)" y evidencia que la iglesia está interconectada como cuerpo.

En resumen, siguiendo la secuencia de Hechos 17, el Pastor David Jang invita a "revivir en esta época la vitalidad y dinamismo de la Iglesia primitiva". La transformación que se dio cuando el evangelio llegó a Tesalónica -nació una iglesia en la que judíos, griegos y damas de alta sociedad se congregaban juntos- refleja el ideal de unidad que la iglesia debe anhelar. Además, cuando dicha iglesia logró cierta estabilidad, Pablo partió de nuevo para plantar en otras ciudades, sin dejar de cuidarla a través de Timoteo, Silas y Lucas, quienes eran asignados o reubicados según la necesidad. Así se tejió esa red "que se dispersa pero sigue conectada, se aleja pero no se rompe", el modelo misionero de la Iglesia primitiva.

Basándose en este modelo, el Pastor David Jang exhorta a la gran cantidad de misioneros y evangelizadores desplegados en 161 países (o más) a "aprender del patrón de Pablo". Es decir, no cargar solos con todas las responsabilidades, sino fomentar la colaboración de iglesias y organizaciones, vencer la envidia y los celos, mantener firme la esencia del evangelio y compartir finanzas y recursos humanos cuando sea preciso. Procediendo así, la iglesia se expandirá casi "reproduciéndose por sí misma", y aquel "anuncio explosivo del evangelio" que experimentó la Iglesia primitiva podría resurgir en nuestros días.

Seguidamente, el Pastor David Jang anima a estudiar también las cartas paulinas escritas en lugares donde Pablo predicó, tales como Tesalónica, Filipos, Corinto o Éfeso. Comprender el contexto en que se redactaron, alrededor del libro de Hechos, permite ver con mayor nitidez las preocupaciones de Pablo mientras cuidaba cada iglesia. Por ejemplo, Filipenses es una epístola de la prisión y, sin embargo, el tema predominante es "regocíjense". 1 y 2 Tesalonicenses abordan la cuestión escatológica y corrigen asuntos de la vida diaria. 1 y 2 Corintios tratan los dones espirituales y conflictos internos, y Efesios subraya la dimensión universal y cósmica de la iglesia. Todo ello conforma la herencia de fe que Pablo dejó en el proceso de atender las "iglesias fundadas" y brinda valiosos principios para la Iglesia contemporánea.

Finalmente, el Pastor David Jang hace un enérgico llamado a "amar al Señor y la misión que Él nos confía". Tanto Filipos como Tesalónica fueron iglesias levantadas con "sangre y sudor" por Pablo y sus colaboradores, pero ellos jamás presumieron de méritos propios. Antes bien, a lo largo de toda su labor, dieron testimonio de la gracia y el amor que habían recibido del Señor, corriendo como deudores de ese amor. Con tal humildad y ardor, Pablo se levantaba tras cada caída y, aun golpeado, abría su boca para proclamar el evangelio. El Pastor David Jang afirma que esta actitud de Pablo provenía de un corazón "semejante al de Jesucristo, demostrado en la cruz y la resurrección".

En consecuencia, Hechos 17 no describe solamente la fundación de la iglesia en Tesalónica, sino un punto de inflexión trascendental en la expansión de la misión hacia Europa. El hecho de que hombres intelectuales griegos abrazaran la fe, que incluso mujeres nobles se convirtieran, que a partir de eso creciera una iglesia, y que judíos y griegos adoraran juntos en una sola comunidad, ilustra claramente la universalidad del evangelio. El Pastor David Jang urge a la iglesia actual a fijarse en esta escena y declara con énfasis: "Todos debemos recuperar la pasión y el espíritu de la Iglesia primitiva".

Por "recuperar" se refiere a anclar de nuevo la actitud del evangelista en la cruz y la resurrección de Jesucristo, y al mismo tiempo a que la comunidad eclesial supere divisiones o disputas menores y avance hacia la unidad. A la vez, quienes son enviados no deben conformarse, sino buscar incesantemente nuevas almas. En una mano, la verdad del evangelio; en la otra, la colaboración y la unidad. Según el Pastor David Jang, cuando la iglesia se mueve así, las llamas no se apagan ni con el paso de décadas, sino que continúan su curso. Esta es la convicción que, asegura, pastores, líderes de la iglesia y todos los creyentes deben atesorar en el presente.

De este modo, contemplando la iglesia de Tesalónica, el Pastor David Jang presenta tres columnas que la iglesia de hoy debería perseguir. Primera: "Proclamad la esencia del evangelio (la cruz y la resurrección) sin titubeos". Segunda: "Ayudaos y cuidaos mutuamente, apoyad a las iglesias necesitadas y no permanezcáis en un solo sitio; avanzad siempre". Tercera: "No dejéis de atender la fe de los conversos, acompañándolos hasta el final con afecto". Cuando se integran estos tres aspectos, la iglesia puede extenderse por el mundo, como un organismo vivo, a la manera de la Iglesia primitiva.

Además, el Pastor David Jang exhorta: "Cuando nuestra comunidad, al superar los 30 años, se aferre a una misión aún mayor y siga este camino, presenciará una 'obra explosiva del Espíritu Santo' nunca antes vista". Menciona también que en 161 países (o más) se está sembrando la semilla del evangelio, y que si todos los que sirven allí aplican estos principios del libro de Hechos y se apoyan mutuamente, la iglesia no se dividirá, sino que se fortalecerá aún más. El relato de Tesalónica en Hechos 17 nos confirma al final que "el Señor sigue obrando y que el evangelio triunfa aun en medio de la aflicción". Y esa certeza, concluye, es la fuente de energía y valentía para continuar avanzando hoy.